martes, 3 de marzo de 2015

1-La Historia de la Mujer en la Filosofía



La historia de la mujer en la filosofía.

La relación entre la mujer y la filosofía se puede entender en dos direcciones complementarias: la aportación de la mujer a la filosofía y el tratamiento recibido por la mujer en la filosofía. En ambos casos hay que tener en cuenta que la situación de la mujer no es esencialmente distinta a la que mantiene en otros aspectos de la cultura, como la ciencia, la política, la música, la técnica, etc. Podemos decir que la mujer ha sido discriminada también en el campo de la filosofía. La primera mujer, la cual se piensa que fue la pionera del sexo femenino en la filosofía fue Hipatia (siglos IV-V), cuyo pensamiento se encuadra en el neoplatonismo, siendo conocida también por sus estudios en matemáticas y medicina.




Si el pensamiento feminista, desarrollado básicamente en el siglo XX, podemos afirmar que las mujeres no han sido tenidas en cuenta en la filosofía, ni de la forma adecuada no con la intensidad suficiente. Da la impresión de que las mujeres fueron invisibles para muchos de los grandes autores de la filosofía.
Ahora bien, según algunas posiciones más radicales, no está claro qué es mejor: recibir un tratamiento negativo o no recibir ninguno. Pues entre ambas posiciones ha oscilado con frecuencia la consideración de la mujer en la filosofía.
Es verdad que hay excepciones importantes, entre las que cabe destacar a Platón y a John Stuart Mill.
En efecto, tanto en La República como en Las Leyes, Platón defiende que las mujeres fueran educadas de igual modo que los hombres. Pero resulta difícil explicar que esta concepción permaneciera olvidada al mismo tiempo que se imponían o discutían, con enorme fuerza y durante siglos, otras nociones platónicas.
Por su parte, Stuart Mill, en su obra La servidumbre de la mujer, defiende expresamente la igualdad entre los sexos, siendo uno de los primeros defensores del derecho a voto de las mujeres.


Pero estos ejemplos no ocultan que en la filosofía no ha habido neutralidad respecto a los sexos. Esto se muestra en autores tan relevantes como Aristóteles, cuando usa el término anthropos ("hombre" en sentido genérico) de forma que no puede aplicarse a las mujeres; o cuando Kant, en ocasiones, habla de "seres racionales" en contextos exclusivamente masculinos, pareciendo excluir a las mujeres del ámbito de la racionalidad. Estos ejemplos apuntan a que ciertos usos lingüísticos han excluido y aún siguen marginando a las mujeres.

Otra tendencia del pensamiento filosófico ha sido la de relacionar el concepto de "hombre-varón" y la noción de lo "masculino" con la racionalidad y la cultura, con el ámbito de lo público, mientras que el concepto de "mujer" y la idea de lo "femenino" se relaciona, casi en exclusiva, con la emoción y la naturaleza, es decir, queda recluido al ámbito de las relaciones privadas. De este modo, las mujeres han sido consideradas incapaces de participar en los asuntos públicos en general y en la política en particular; es el caso de autores como Rousseau y Hegel.

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